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viernes, 22 de marzo de 2019

Mitología al natural




El gaizkín

Normalmente, en el folclore el gallo es un animal con connotaciones positivas. No en vano parece que su canto es el que nos trae cada nuevo día, dejando la noche oscura atrás. Sin embargo, hay algunos casos en los que este animal aparece asociado a criaturas que distan mucho de ser benévolas: es el caso del gaizkín.

El gaizkín es un duende vasco con ciertos rasgos de gallo, como un rostro terminado en pico, una cresta y patas semejantes a las del ave. Lejos de ser diurno, se arrastra por las noches hasta la cabecera de la cama de las personas (preferiblemente los niños), desde donde les provoca pesadillas. El gaizkín goza con el sufrimiento que provoca, o quizás se alimenta de esas emociones de miedo y angustia. El gaizkín continuará de este modo su nocturno acoso, pudiendo llegar a poseer al durmiente. La sabiduría popular aseguraba que la única forma de liberarse de tan molesto visitante era vaciar y aventar las plumas del almohadón, cambiándolas por otras nuevas.

Esta criatura o variantes suyas aparecen por toda la cornisa norte hasta los Pirineos. En Asturias, por ejemplo, recibe el nombre de "pesadiellu" y puede tener la cabeza de cualquier animal de granja.

El gaizkín no es la única criatura mitológica maligna asociada al gallo. Ahí tenemos también al basilisco, que aunque poseía muchos atributos de reptil, no carecía de la misma cresta, y se creía que nacía de un huevo incubado por un gallo.







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