viernes, 29 de mayo de 2015

Caminando entre fósiles

Estamos que no paramos. El otro día tocó repasar fósiles, tanto desde la teoría como del reconocimiento de visu: braquiópodos, corales, bivalvos, equinodermos, helechos del Carbonífero, muelas de Hipparion, e incluso algunas reproducciones de reptiles del mesozoico. Es una tarea ardua sobre todo para la memoria, pero muy gratificante. La sensación de tener en las manos esos restos y pensar que decenas o incluso cientos de millones de años nos separan del animal o planta que una vez estuvieron vivos es extraña y emocionante. Algo que confirmamos cuando mostramos a nuestros chavales los fósiles de la colección del instituto, que algunos sostienen con auténtica reverencia.

Muchas veces les hemos dicho a nuestros alumnos que dibujar es una buena forma de estudiar, porque el cerebro debe fijarse en los detalles para poder reproducirlos de la forma más genuina posible. Y siguiendo nuestro propio consejo, le dedicamos un ratito a este pequeño espécimen de Pterodactilus antiquus, pariente de los grandes pteranodones (pero que tuvo que ser poco más grande que un mirlo) e "inmortalizarlo" en el reverso de una hoja a medio usar. La recreación de la esquina inferior izquierda es licencia del artista, una vez terminado el dibujo grande.











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