UN AMBIENTALISTA: Viendo aves por el embalse de Castrejón

¡¿Qué mejor que pasar la mañana de domingo que visitando un lugar de película para observar aves?! Con esa idea nos hemos puesto rumbo hacia el embalse de Castrejón (Toledo) desafiando el fuerte viento que traía un frío abrumador que despeinaba constantemente el vuelo de muchas aves que pasaban por allí. Durante el camino hasta llegar la música nos acompaña (como siempre) y Almu me puso esta canción para desperezarnos y tararear mientras recorríamos los kilómetros pertinentes. Desde el coche observamos varios milanos, palomas torcaces, perdices, urracas, cernícalos vulgares, escribanos, gorriones, estorninos... y vamos entretenidos con la charla y con la mirada puesta y alerta.

Llegamos a las Barrancas de Burujón a eso de las 10:00 (esta vez no madrugamos tanto como otras veces) y no había nada más que un coche y el nuestro en el aparcamiento habilitado para dejar el vehículo. El embalse de Castrejón se dejaba ver con bastante agua para lo que ha sido este pasado otoño tan escaso en lluvias. Las cárcavas mostraban un auténtico paisaje de cine, con muchas grajillas revolotando cuando coronamos el primer mirador. A lo lejos varias aves acuáticas se afanaban en sus quehaceres; desplegar el telescopio es obligado para observarlas mejor, y así pudimos ver unas cuantas fochas y azulones. No estuvimos mucho tiempo porque el cielo se cubrió de un negro amenazante que pensábamos que nos iba a diluviar y, si ya hacía frío con el vendaval que soportamos, tener que aguantar el viento calados, era garantía de una gripe bien cogida. Así que estuvimos por allí como una hora y media y nos volvimos con ganas de repetir, aunque esta no es la primera vez que andamos por este paraje.

Es una ruta muy fácil de hacer, de unos siete kilómetros de recorrido total. Os dejamos con el track: