El próximo día 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Este evento promovido por las Naciones Unidas es uno de los principales vehículos para fomentar la sensibilización mundial sobre el medio ambiente y estimular la atención y la acción política.
El tema de este año elegido como lema para hacer frente común y tocar las conciencias es la "economía verde". Esta economía tiene como fin mejorar el bienestar humano y garantizar la equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y el daño ecológico. En su expresión más simple y cercana, una economía verde puede ser considerada como una que es baja en carbono, eficiente en recursos y totalmente inclusiva.
La repercusión mediática de una noticia como es la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, no suele alcanzar normalmente la suficiente difusión en los medios de comunicación como para que todo el mundo esté informado. Esa desinformación conlleva una falta de sensibilización en nuestra sociedad. Y es que la desinformación en estos días es algo habitual. Pese a que vivimos en la era de la tecnología, o más bien en una tecnocracia, el exceso de información puede llegar a ser un hándicap más que una ventaja. Esa información fluye por muchos cauces y algunos desembocan en una gran confusión. La gente suele ser la que acude a la información y no al revés. Un intercambio bidireccional contrastado de información debería de ser lo que imperase. Hoy en día donde todos generamos noticias, paradójicamente no recibimos suficiente información. Como dice el típico koan Zen, "si un árbol cae en un bosque sin ser escuchado, ¿qué ruido hace?". Pues en esa espiral estamos en cuanto a recibir noticias medio ambientales, además de ser escasas muchas veces ni nos llegan, con lo cual el árbol cae finalmente, pero nadie se entera.
Será que el tema candente de nuestra economía, acaparador de portadas y titulares apocalípticos, es lo que único que debe estar en nuestra mente. De acuerdo hasta cierto punto. Abrir el periódico y recibir una oleada de malas noticias que muchos de nosotros ni entendemos, está adoctrinando nuestra capacidad para pensar solo en eso y olvidarnos de otros temas igualmente importantes.
Quizás, solamente quizás, nuestros problemas económicos podrían encontrar una solución que incluya un profundo compromiso con el medio ambiente. El futuro, nuestro futuro, se escribe en términos de disponibilidad de fuentes de recursos naturales y la economía mundial debería ser consciente de esto. Si invertimos y apostamos por la ecología con todas las garantías, si hacemos que nuestro horizonte se escriba con una inversión sostenible, seremos capaces de salir a flote.
Mientras tanto, nos toca esperar a que el árbol no caiga, pero si termina por caer que podamos saberlo.
- Almudena Redondo -
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