El endrino (Prunus spinosa) es un arbusto que forma densos matorrales. Puede medir desde 50
cm hasta dos metros y medio, pero puede llegar a los 4 metros. Es
caducifolio, las hojas son
simples, alternas, lanceoladas u ovales. Miden entre 2 y 4 cm y son
de color verde mate. Tienen un peciolo corto y son pelosas en el envés, pero terminan haciéndose lampiñas.
Las flores son solitarias, blancas y pequeñas, entre 1 y 2
cm de diámetro. El endrino florece antes de que le salgan las hojas,
como casi todas las especies del género Prunus. Florece desde
febrero hasta mayo, aunque en algunas localidades puede comenzar desde
enero.
Los frutos,
conocidos como endrinas, son unas drupas globosas de un color azul oscuro o
negro en su madurez. Están cubiertas por una película de pruína cérea
blanco-azulada que se desprende al frotar. Los
frutos maduran al final del verano y alcanzan la madurez a principios
del otoño. Se mantienen bastante tiempo en la planta, pudiéndose ver en
diciembre cuando ya se han perdido las hojas.
El endrino es muy astringente y relajante para las afecciones del estómago. Las flores, sin embargo, tienen un efecto laxante y alivian las molestias de la menopausia, la depresión y el insomnio. Además, son diuréticas y vienen muy bien para los casos de cálculos nefríticos. Por si fuera poco, la corteza y las hojas constituyen un buen remedio para el exceso de azúcar en sangre.
Curiosidades
Los frutos del endrino se han utilizado tradicionalmente en maceración para elaborar el licor de pacharán.
Su madera es fuerte y resistente a la humedad, y ha sido muy usada en la fabricación de cayados.
Parece ser que sus frutos se han empleado en exorcismos porque se creía que el diablo les tenía pánico.
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