Estando en el salón hemos escuchado unos graznidos afuera, bastante cerca, y al asomarnos a la ventana, cuál no sería nuestra sorpresa al encontrar un pollo de urraca posado en la barandilla de la terraza, graznando y aseándose como si el lugar fuera suyo. Estuvimos grabándolo un buen rato (los vídeos en horizontal, lo sentimos, han salido regulín, porque si abríamos la ventana se iba a espantar) por si venía alguno de los padres, pero nada. Finalmente, se bajó al suelo, nos volcó uno de los tiestos y se marchó volando ¡Qué pájaro más trasto!
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