El otro día estuvimos haciendo con nuestros alumnos una práctica muy interesante en la cual elaboraron diversos cosméticos a partir de materiales de la naturaleza. A la vez que descubrían cómo fabricarlos, descubrían que gran parte de los ingredientes típicos de cremas y champúes provienen de plantas y animales (avena, caléndula, miel, grasa de la lana...). Y por supuesto ¡cacharrear en la cocina o el laboratorio siempre es divertido!
Jabones para la piel
En la actividad partíamos de jabón ya hecho, puesto que el proceso resultaba demasiado largo y el tiempo se nos hubiera ido en ello. Si tenéis curiosidad, podéis aprender cómo fabricar vuestro propio jabón desde cero en nuestro blog de cajón de Ciencias. En lugar de ello, utilizamos pastillas de jabón neutro, que rallamos hasta hacerlo virutas, y las fundimos en un cazo al baño María. Después añadimos algunas gotas de esencia de limón, ralladura de cáscara de limón, pétalos de caléndula secos y un chorro de zumo de limón. Removemos, lo vertemos en un botecito y lo dejamos enfriar dos días. Nosotros usamos trozos recortados de botellas de plástico como envase, untados por dentro con un poco de vaselina para que luego el jabón se separe mejor del plástico. Una observación más: hay que dejar reposar el jabón quince días antes de usarlo sobre la piel.
La caléndula y el limón con los que hemos "enriquecido" nuestro jabón harán que éste sea bueno como suavizante y desinfectante.
Bálsamo labial
Para fabricarlo debemos echar una cucharada de vaselina neutra, otra de lanolina (grasa de lana de oveja), y un poco de cera de abeja. Podemos darle más propiedades a la mezcla echando alguna esencia. La mezcla se calienta hasta que se funde y se mezcla todo bien. Luego se echa en un tarrito (o un tapón de bebida, como hicimos nosotros) y se deja enfriar unos minutos. Si queremos, podemos adornar el recipiente o añadir algunos pétalos de flores para darle más olor.
Mascarilla facial
Esta es más fácil de hacer, pero debe usarse en el día, porque se deshace y pierde las propiedades. necesitamos un huevo, del cual cogeremos solo la clara. La clara la batimos bien hasta ponerla a punto de nieve, y luego añadimos un poco de miel y, si tenemos, aceite de almendras o de oliva. La mezcla, al extenderse sobre la piel, nos la dejará suave e hidratada.
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