¡De fábula!

El ingenio del cuervo

Se moría de sed un cuervo, y no veía ni arroyo ni charca por ninguna parte, cuando, cerca del árbol en que se encontraba, creyó distinguir un cántaro de pastores. Era, en efecto, un cántaro; pero con tan poca agua, y además de boca tan estrecha y difícil, que la pobre ave no podía hacer más que desesperarse de nuevo en presencia del fresco líquido que se reía de él. Reflexionó un instante; cogió piedras con el pico y fue echándolas en el cántaro hasta que lo llenó casi del todo. Entonces el agua rebasó las piedras y se puso al alcance del cuervo, que de este ingenioso modo pudo saciar su sed.

¡De fábula!

El perro y el conejo

Engolfados en vertiginosa carrera un conejo que debía ser cazado y un perro cazador, corrió tanto el primero que el otro tuvo que detenerse por estar rendido de cansancio. Se burlaron del perro los presentes, y hasta lo llamaron vago y zángano; pero él, con cierta especie de lo que podríamos llamar filosofía perruna, les dijo:

- Señores, hablad cuanto queráis; mas tened en cuenta que el premio de la lucha no era idéntico. Yo corría solo en nombre de mi estómago, y él corría en nombre de su cabeza.

¡De fábula!

Los animales siempre han evocado cuentos e historias... por eso hemos decidido comenzar una nueva sección que os acerque todos esos pequeños relatos de autores como Esopo, Samaniego e Iriarte... ¡Esperamos que los disfrutéis!

La zorra y las uvas

Una zorra hambrienta descubrió cierto día unos tentadores racimos de uvas que colgaban de una elevada parra. Le picó el deseo de alcanzarlas, y para conseguirlo empezó a hacer tan atrevidas como infructuosas piruetas en al aire. Cansada, al fin, de su vano intento, se volvió a su camino exclamando:

- Están aún verdes las uvas, y ninguna persona sensata debería comerlas.