Nuestra geografía está llena de pequeños rincones secretos llenos de sorpresas. En Cuenca, muy cerca del pueblo de Buendía, hay un lugar donde los artistas Jorge Maldonado y Eulogio Reguillo transformaron la roca arenisca en magia, poblando el monte de duendes, budas, chamanes, esculturas evocadoras, calaveras e incluso el mismo Beethoven. Ya estuvimos allí hace cuatro años, y quisimos regresar, para invitaros a los que no conozcáis el sitio que os acerquéis. Es un paseo muy cortito y agradable, y un juego en sí mismo, porque mientras que algunas caras nos golpearán con su grandeza, otras se esconden en el paisaje invitándonos a buscarlas. ¡Ah, y el lugar sigue vivo, porque hemos encontrado al menos una escultura que no estaba la vez anterior y que no está anunciada en el cartel de la entrada! ¡Nada de spoilers!
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