Cumpliendo con el refranero, nosotros ya hemos empezado a ver las primeras cigüeñas. La sabiduría popular ha dedicado este día a estas viajeras aves, aludiendo a que son estas fechas por las que suelen empezar a regresar desde África, pronosticando que en breve tendremos el buen tiempo primaveral a nuestras puertas.
Por supuesto, las aves no se rigen por nuestro calendario, ni tienen marcado en el cerebro que el tres de febrero les toca estar en la Península. Son las temperaturas, las lluvias y, sobre todo, la disponibilidad de alimento, los factores que determinan las pautas viajeras de cualquier ave migradora. Por eso, se da la circunstancia de que cada vez más cigüeñas no se marchan de nuestras tierras durante la época fría. No solo nuestros inviernos son más benignos en los últimos años, sino que la comida abundante y fácil que encuentran en los basureros (auténtica "comida basura") hace que sea innecesario volar hacia el sur en busca de otras tierras.
Así, es posible que en el futuro no tenga nada de extraordinario ver a la cigüeña por San Blas, porque no se habrá marchado, y por lo tanto, como dice la segunda parte del refrán, tendremos menos "años de nieves".
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