Parece ser que los Reyes Magos han traído un regalo por adelantado a todos los paleontólogos y a todos los que nos fascina la prehistoria, porque un grupo de investigadores chinos y canadienses han descubierto recientemente nada menos que el fósil de unas plumas conservadas en ámbar, pertenecientes a los inicios del Cretácico. Las plumas fueron encontradas en el valle de Hukawng, al norte de Myanmar, y pertenecerían a un dinosaurio aviforme, no a un ave auténtica.
Los primeros estudios han revelado que estas plumas tenía barbas igual de complejas que las que conocemos, pero con un raquis más endeble que el de las aves actuales, por lo que seguramente no servía aún para volar, aunque sí como aislante térmico.
Foto sacada de www.publico.es |
Para entender la importancia de este hallazgo, hay que recordar que los fósiles de plumas que se habían encontrado hasta ahora han sido en realidad impresiones sobre materiales blandos, como arcillas o calizas de grano muy fino. Una pluma atrapada en ámbar es, sin embargo, el ejemplar real y tridimensional. Si la sacáramos del ámbar, estaría tan entera como el día en que acabó allí, hace unos noventa y nueve millones de años (según las estimaciones de la científica Lida Xing). Además, en ese período fue cuando, según todas las evidencias, las aves comenzaron a diferenciarse a partir de los dinosaurios.
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