Desde este nuevo blog podréis conocer muchas cosas relacionadas con el Medio Ambiente: cómo caminar por la montaña, rutas de senderismo, curiosidades de flora y fauna, experiencias y anécdotas vividas... y un sinfín de ideas útiles que nos brinda cada día nuestra Naturaleza.
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domingo, 2 de julio de 2017

Ruta: El Chorro de Navafría (Segovia)

En un día de verano atípico por las temperaturas tan bajas que estamos teniendo, nos dirigimos a disfrutar del privilegiado entorno de Navafría (Segovia) y también a ver la impresionante cascada de El Chorro en unos pinares cercanos al pueblo. 

Llegamos prontito, como solemos hacer siempre que salimos al campo, y a eso de las 9:30 ya estamos bien dispuestos para caminar. La ruta parte de un área recreativa con el mismo nombre de "El Chorro", pero como son solo unos tres kilómetros de senda circular, preferimos salir de Navafría y andar hasta llegar allí para alargar el recorrido. En aproximadamente una hora y algo ya estamos en las inmediaciones de la zona donde hay unas piscinas naturales, un restaurante y un lugar para hacer barbacoas. Si no hubiéramos dejado el coche en el pueblo, nos hubiera tocado abonar cinco euros para dejar el vehículo directamente en este área. Solamente desde mayo hasta septiembre está esta cuota, que sirve para mantener en mejores condiciones el entorno del pinar. Dentro del área recreativa, para llegar a la la cascada está muy bien señalizado el camino y hay alguna ruta más por allí, aunque con una pendiente muy pronunciada que desanima un poco.

Después de llegar hasta este punto, enfilamos hacia la cascada, y en unos quince minutos estamos ya allí. Pese a no haber llovido desde hace ya un buen tiempo, lleva suficiente agua como para deleitarnos haciendo alguna foto. La mejor época para visitar El Chorro es en primavera, pues, con el deshielo, la cascada luce en todo su esplendor. 

Como siempre vimos un montón de cosas... mariposas de varias especies, abejorros, un ciervo volante, herrerillos, currucas, mirlos, gorriones, carboneros, milanos, urracas, palomas torcaces, mitos, petirrojos, colirrojos, grajillas, golondrinas, aviones, un sapo y otros tantos habitantes del bosque hicieron nuestras delicias en una mañana bien fresquita.

Como nuevo acompañante en nuestra mochila, además de Pinchitos, tuvimos la suerte de contar con Hank, el alce bonachón, que se lo pasó pipa jugando entre los helechos o con nuestro erizo a los pies de la cascada. Muy pronto podréis conocerlo mejor, junto con el resto de los Bosquienanos, que ya son unos cuantos.

Os dejamos ya con las fotos de los que dio de sí la jornada. Para verlas en grande, solamente tenéis que pulsar sobre ellas.






































































































































































































































































































































































































































































































lunes, 1 de agosto de 2016

Un ciervo volante entre la hojarasca

Hace unos días un amigo nos mandó una fotografía de un impresionante ciervo volante (Lucanus cervus) saliendo entre la hojarasca. Además de enseñaros la imagen, os contamos algunas curiosidades sobre esta especie.




Este artrópodo de nombre tan peculiar es uno de los más comunes de la Península Ibérica. Los ciervos volantes son especies de escarabajos descritos por Plinio bajo el nombre de Lucanus. Pertenecen a la superfamilia Lucanoidea, la cual cuenta con más de 1000 especies repartidas por los cinco continentes. De las 17 especies europeas, 9 se encuentran presentes en la Península Ibérica. Se considera el escarabajo de mayor tamaño de Europa.

Su dimorfismo sexual es bastante notable, el tamaño del macho es muy superior al de la hembra, con grandes cuernos ramificados, lo que da lugar al nombre vulgar por el que se lo conoce: ciervo volante.

Los griegos ya conocían este artrópodo, lo llamaban Xulophagos bous, “el buey come-madera”. Un escritor de la antigüedad tardía llamado Antoninus Liberalis escribió que los niños lo tenían por un juguete, cortándole la cabeza y llevándosela, ya que con sus cuernos parecía una lira de concha de tortuga.






domingo, 10 de noviembre de 2013

Bichillos para niños - II -

Seguimos pensando en hacer cosas para los niños/as.
Para que se familiaricen con algunos animalillos, hemos hecho estos dibujos de un ciervo volante y de un escorpión. Esperamos que os gusten, tanto a los más peques como a los no tan peques.