Esta SÍ, esta NO

¿Grabar nuestros nombres en un árbol le produce daño?

Los parques de las ciudades son lugares idóneos para albergar una gran diversidad de especies de aves dentro del núcleo urbano. Durante el verano se convierten en el sitio ideal para buscar zonas más frescas por donde pasear. A la vez que vamos caminando, no faltan aves de todo tipo que salen a nuestro paso. Debemos ir bien atentos, pues en cada rincón podemos encontrarnos con cantidad de herrerillos, carboneros, gorriones, abubillas, golondrinas y otras muchas más.

En estos entornos urbanos, que sirven de refugio a muchos animales, existen infinidad de árboles que están tatuados con nombres que la gente decide escribir sobre sus cortezas. Todos los hemos visto. La respuesta a la pregunta de si esto consigue dañar realmente al árbol, tiene una respuesta bastante obvia: evidentemente sí, aunque el daño dependerá de la especie de árbol, su edad y otros factores. La explicación es la siguiente:

La corteza de los árboles es la capa más externa de los tallos. Sirve para cubrir y proteger la madera. Es la responsable de proteger el sistema de nutrición del árbol. Cuanto más pequeño es un árbol, lo más probable es que si grabamos nuestros nombres o le hacemos cualquier otro tipo de herida, el daño sea irreparable. 

   Esta NO: nombres grabados en un árbol  

De todas formas, independientemente de si el árbol sufre más o menos con estos gestos, verlo así desentona mucho, queda feo y no hay ninguna necesidad. Ocurre lo mismo que cuando vemos los graffitis que hace la gente con spray sobre el mobiliario urbano. Es mucho más placentero y bonito pasear por las arboledas de un parque y ver sus árboles sin ninguna huella humana.

    Esta SÍ: Naturaleza en plena ciudad   

Y si alguien quiere expresar sus sentimientos o deseos, existen muchas otras formas de hacerlo sin que causen daños a los árboles ni ensucien el lugar. A nosotros se nos ocurrió ESTO a finales del 2011 para desear buena suerte a la gente. Después de hacer la fotografía cogimos el papel y dejamos el árbol como nos lo encontramos.