1 - Nunca, nunca, nunca recolectes y consumas setas de una especie que desconozcas o que pueda ser confundida con otra especie peligrosa. Es mejor pecar de prudentes que no lamentarlo después.
2 - Respeta el lugar donde vayas a recolectar: el campo es de todos y debemos cuidarlo como si fuera nuestra casa (y la de muchos animales).
3 - El equipo del buen micólogo consiste en una pequeña navaja, una cesta de mimbre, un cepillo para limpiar las setas y una lupa para observar detalles que sean identificativos. No es mala idea llevar una buena guía para solucionar dudas a pie de campo.
4 - Todos queremos que, al volver en otra ocasión, siga habiendo setas. No las arranques, porque te llevarías el micelio y no podrían volver a brotar. En lugar de eso, córtalas por el pie.
5 - Guarda las setas que cojas en una cesta de mimbre o cualquier recipiente que permita que se esparzan las esporas ¡Les estarás haciendo un favor! Además, las setas guardadas en bolsas de plástico fermentan más rápidamente y se echan a perder.
6 - Si tienes oportunidad, apúntate a algún cursillo de micología. Aprenderás un montón y disfrutarás todavía más saliendo al monte.
7 - No cojas más setas que las que vayas a utilizar. Es una pena volver a casa con dos cajones llenos de níscalos para que luego vayan a la basura.
8 - Procura no recolectar en zonas contaminadas o bordes de carreteras, porque los hongos pueden acumular metales pesados y otras sustancias tóxicas en sus cuerpos.
9 - Si tienes cualquier duda sobre alguna seta que hayas cogido, acude a un micólogo profesional (y no solo a un pariente o amiguete que diga saber mucho). Existen muchas asociaciones que se ofrecen a ello.
10 - Y sobre todo, disfruta con lo que haces, respeta la naturaleza y obra siempre con sentido común.
No hay comentarios:
Publicar un comentario