Cuando alguien te mira fijamente, hasta el punto de resultarte molesto, puedes soltarle a esa persona "¿Es que tengo monos en la cara?". Curiosamente, esta expresión no tiene, como quizás te imagines, nada que ver con simios de ningún tipo.
En su origen, el dicho era "tener momos en la cara", y el error y la costumbre hicieron que se transformara en como la conocemos ahora. Pero ¿sabes qué es un "momo"?
Pues resulta que no es un "qué", sino un "quién". No se trata de la protagonista de la maravillosa obra de Michael Ende, sino del dios menor Momo, de la mitología griega, una personificación de la burla y la chanza del teatro de la Antigua Grecia, que solía expresarse haciendo muecas exageradas. Por eso, si alguien se queda mirando a otra persona, preguntarle si tiene "momos" en la cara es otra forma de decirle si ve algo raro. De todas formas, la próxima vez que alguien te haga eso, dile lo de los monos, a menos que quieras pasar un rato hablándole de mitología griega...
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