Desde este nuevo blog podréis conocer muchas cosas relacionadas con el Medio Ambiente: cómo caminar por la montaña, rutas de senderismo, curiosidades de flora y fauna, experiencias y anécdotas vividas... y un sinfín de ideas útiles que nos brinda cada día nuestra Naturaleza.
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sábado, 30 de enero de 2021

Poesía en la Naturaleza

 Vientos del pueblo me llevan


Si me muero, que me muera

con la cabeza muy alta.

Muerto y veinte veces muerto,

la boca contra la grama,

tendré apretados los dientes

y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,

que hay ruiseñores que cantan

encima de los fusiles

y en medio de las batallas.


Miguel Hernández




miércoles, 26 de agosto de 2020

Poesía en la Naturaleza

Algunas bestias


Era el crepúsculo de la iguana.

Desde la arcoirisada crestería

su lengua como un dardo

se hundía en la verdura,

el hormiguero monacal pisaba

con melodioso pie la selva,

el guanaco fino como el oxígeno

en las anchas alturas pardas

iba calzando botas de oro,

mientras la llama abría cándidos

ojos en la delicadeza

del mundo lleno de rocío.

Los monos trenzaban un hilo

interminablemente erótico

en las riberas de la aurora,

derribando muros de polen

y espantando el vuelo violeta

de las mariposas de Muzo.

Era la noche de los caimanes,

la noche pura y pululante

de hocicos saliendo del légamo,

y de las ciénagas soñolientas

un ruido opaco de armaduras

volvía al origen terrestre.

El jaguar tocaba las hojas

con su ausencia fosforescente,

el puma corre en el ramaje

como el fuego devorador

mientras arden en él los ojos

alcohólicos de la selva.

Los tejones rascan los pies

del río, husmean el nido

cuya delicia palpitante

atacarán con dientes rojos.


Y en el fondo del agua magna,

como el círculo de la tierra,

está la gigante anaconda

cubierta de barros rituales,

devoradora y religiosa.


Pablo Neruda




viernes, 14 de agosto de 2020

Poesía en la Naturaleza

 A la Naturaleza


Que fiel logre mi verso retratarte

consiénteme, inmortal Naturaleza,

tú que de la verdad y la belleza

eres madre en la ciencia y en el arte.


Por poco que el mortal de ti se aparte,

en su profunda ceguedad tropieza;

mas, nunca escarmentada su flaqueza,

no cesa en todo tiempo de dejarte.


¡Cuántos vanos errores a porfía

reinar ves en tus locas criaturas,

muertos y renacientes cada día!


Pasan ellos: tú sola eterna duras,

siempre brindando al Arte y a Sofía

de belleza y verdad las fuentes puras.



Clemente Althaus



jueves, 28 de marzo de 2019

Poesía en la Naturaleza


La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.
Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
—recordé—, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar


 Antonio Machado








martes, 2 de octubre de 2018

Poesía en la Naturaleza

Mariposa de Otoño


La mariposa volotea

y arde - con el sol - a veces.

Mancha volante y llamarada,
ahora se queda parada
sobre una hoja que la mece.

Me decían: - No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Yo tampoco decía nada.

Y pasó el tiempo de las mieses.

Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.

Y hasta de mi alma caen hojas.
Me decían: - No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.

Era la hora de las espigas.

El sol, ahora,
convalece.

Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.
Se va la mano que te induce.
Se va o perece.
Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.
El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.

Pasó la hora de las espigas.

El sol, ahora, convalece.
Su lengua tibia me rodea.
También me dice: - Te parece.

La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.



Pablo Neruda



miércoles, 30 de mayo de 2018

Poesía en la Naturaleza


Cerraron el camino que atravesaba el bosque
hace ya setenta años.
El mal tiempo, la lluvia, lo han borrado.
Y ahora nadie diría que una vez,
antes de que arraigasen los árboles, incluso,
hubo un camino aquí, atravesando el bosque.
Está bajo el brezal y las anémonas,
lo tapan los arbustos;
y solo el viejo guarda
sabe que, donde anidan los torcaces
y el tejón se revuelva, hubo un camino
que atravesaba el bosque.

Pero si vas allí
en verano, ya tarde, cuando el aire
de la noche enfría en los estanques
donde nadan las truchas y las nutrias
llaman a sus parejas sin temer a los hombres
que no han visto jamás,
oirás - si vas allí - el trote de un caballo
y el roce de una falda en las hojas mojadas
abriéndose camino
por la oscuridad, como
si conocieran, ellos,
el camino que atravesaba el bosque,
ahora que ya no existe ese camino
que atravesaba el bosque.


Rudyard Kipling