¿Nadie se ha dado cuenta todavía de lo raro que está siendo este invierno? ¿Nadie echa de menos las estampas tan empleadas para decorar la Navidad, que si nieve por aquí que si nieve por allá?
A estas alturas en muchos lugares emblemáticos de turismo de invierno aún están esperando como agua de mayo el ser bendecidos por unos cuantos de esos copos que surtan muchas de las estaciones de esquí de nuestro país. País de contrastes, cómo no, ora agradece la nieve ora prefiere un tiempo soleado.
Nevar en invierno se echa de menos porque es lo que tiene que hacer, sin más. Y si no nevar, bien viene el llover. Me he puesto a pensar en cuántos días hemos tenido que sacar el paraguas este otoño y no son muchos.
Pero como con esto de hablar del tiempo es mejor recurrir a los datos objetivos, no hay nada más que consultar el estado actual de nuestros embalses. En la comparativa con los últimos diez años la cifra de este 2011 no parece tan preocupante, pero remontándonos a las del año 2010 sí se nota el descenso en la cantidad de hectómetros cúbicos embalsados. También habría que ir cotejando los datos dependiendo de la cuenca hidrográfica que se trate: no es lo mismo la situación con los ríos gallegos que los ríos del sur. Aún así el agua es un bien de necesidad primaria y nunca sobra.
Ya si hablamos de las temperaturas, por el momento están siendo demasiado moderadas para lo que suele ser el invierno.
Los cambios van a más, ayer que estuvimos dando un paseo por el campo, aún se seguían viendo algunas que otras libélulas cerca de una charca. Incluso alguna golondrina que adelanta su regreso y deja en mal lugar a Bécquer.
En cualquier caso, invierno raro que nos conduce a una estación atípica donde parece que el tren de las lluvias llega con retraso. Y las nieves no han comprado el billete.
LA SIGUIENTE PARADA...
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