Tradicionalmente ha
sido un pájaro de buen agüero, una vecina entrañable y símbolo del
nacimiento de los hijos.
Durante el primer mes
de vida de los cigoñinos, siempre permanecerá uno de los padres con
ellos. Tal es este instinto de protección que si uno de los adultos
sufre un accidente en este periodo, las crías se morirán de hambre,
pues el compañero superviviente es incapaz de abandonarlos para ir a
por alimento.
En sus retiradas de
invierno a África cruzan 2.000 Km. de desierto sin agua y pueden
llegar a acumular recorridos de 13.000 Km.
Acuden siempre a los
mismos nidos que abandonaron el año anterior. Los machos suelen
llegar primero, y luego las hembras.
Las cigüeñas son
siempre fieles al nido, pero no siempre son fieles a su pareja, por
ello suelen producirse algunas peleas en las que hay sangre en no
pocas ocasiones, provocándose incluso la muerte.
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