Hoy nos hemos decantado por un clásico, que no todo tienen que ser siempre estrenos de cartelera. Esta película de 1993 nos hizo soñar a muchos niños con lo que sería poder tener un amigo tan especial como una orca. Como suele suceder, a pesar de que se hicieron otras dos secuelas la que más merece la pena es la primera parte.
Willy es una impresionante orca que ha sido capturada y que vive en un pequeño parque acuático, separada de su familia y lejos de su hábitat natural. Su comportamiento es arisco, apático y problemático. Los cuidadores y entrenadores no saben cómo hacerse con ella. Sin embargo, es un muchacho de doce años quien consigue conectar con el animal, formándose un fuerte y conmovedor vínculo.
Esta película no solo se rodó para ser un éxito en taquilla (que lo fue) sino también para denunciar las condiciones en las que vivía la orca Keiko, en un tanque demasiado pequeño con mucha sal artificial, condiciones bajo las cuales llegó a enfermar y sufrir problemas dérmicos. Keiko es la orca que aparece en el film (salvo algunas escenas en las que fue sustituida por un robot) y fue liberada, como no podía ser menos, en 2002. Por si fuera poco, Michael Jackson compuso en honor a ella la canción "Will you be there". Y es que a veces las historias pueden mover mucho más de lo que nos pensamos.
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