Como ayer fue la mágica noche de San Juan, ¿cómo no hablar hoy de alguno de sus entrañables y pícaros protagonistas? Nos referimos al pixie, un miembro del Pueblo de las Hadas. Tiene la forma de pequeños hombrecitos (o mujercitas) con traslúcidas alas de insecto. Como tienen colores parecidos a los de la Naturaleza, y hacen sus ropas con hojas, briznas y capuchones de bellotas, es muy fácil que pasen desapercibidos y que no los hayas visto nunca.
Como tantos otros duendes y hadas, los pixies tienen un temperamento juguetón y caprichoso, y les encanta gastar bromas inofensivas a los paseantes. Una de sus travesuras favoritas es la de confundir y despistar a los viajeros para que caminen en círculos por el bosque, desorientándolos y cambiando las señales. Si el blanco de sus juegos se los toma con buen humor, los pixies al final le dejan marchar, pero si se enfada y hace daño al bosque, estos personajes se ceban en el desaprensivo haciéndole caminar durante horas o días.
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