Es una hermosa noche
de verano.
Tienen las altas
casas
abiertos los
balcones
del viejo pueblo a
la anchurosa plaza.
En el amplio
rectángulo desierto,
bancos de piedra,
evónimos y acacias
simétricos dibujan
sus negras sombras
en la arena blanca.
En el cénit, la
luna, y en la torre,
la esfera del reloj
iluminada.
Yo en este viejo
pueblo paseando
solo, como un
fantasma.
Antonio Machado
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