Acompañados de nuestro Bosquienano Hank, hace unos días nos encaminamos de nuevo hacia el Puerto de Canencia (lugar por excelencia donde los haya para disfrutar del otoño). Fuimos con la idea de repetir la senda que conduce al abedular y la Chorrera de Mojonavalle. Este sitio lo hemos pateado ya innumerables veces, pero siempre nos gusta y nos apetece volver.
Llegamos bastante pronto, pero ya había numerosos coches aparcados en las inmediaciones. Pudimos dejar el coche sin problema y comenzamos a andar en un día un tanto nuboso, aunque con escasa amenaza de lluvia. Se caminaba fácilmente siguiendo las indicaciones de la ruta. Por el sendero vemos tejos de impresionante porte, pinos, robles y algún que otro arbusto como acebos, majuelos, retamas y muchos más. La vegetación estaba bien surtida de colorido; en esta época los ocres, amarillos, marrones, naranjas y demás, junto con el verde, cobran protagonismo. Precioso rincón es decir poco. Los sentidos se embelesan y entran unas ganas locas de hacer fotos. También las setas están por muchas partes. Nosotros no somos de cogerlas, preferimos verlas y fotografiarlas. Las Amanita muscaria son las grandes estrellas, pero también Boletus y otros tipos de hongos aparecen para hacer las delicias de los micólogos y los entendidos. Vimos gente con cestas que llevaban para la ocasión.
Hank también se quiso hacer alguna que otra foto y se portó muy bien. Podéis ver ahora algunas de las fotos que hicimos. Esperamos que os gusten.
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