Llega un cuento nuevo, haciendo los honores
a nuestro querido abejaruco
Era un abejaruco muy cuco, pero no era un cuco sino un abejaruco, como ya os hemos dicho.Todas las primaveras sin ser nada caduco, volvía con nosotros de nuevo. A la sombra de un saúco, allí estaba siempre nuestro abejaruco.
Era ya muy longevo y había hecho el viaje cientos de veces. No se andaba con pequeñeces persiguiendo abejas, con rapidez las cazaba, ya sobre una cañaheja, ya sobre una arveja.
Pero si en algo ha de destacar el abejaruco, no solo sabe cantar, también se presta a mostrar su colorido, es todo bien lucido y hermoso. Orgulloso de ser un ave volaba con un aleteo muy suave. Y en una de esas ocasiones se topó con unos ratones que andaban buscando piñones. Nuestro abejaruco les preguntó que si sabían o conocían dónde había un panal, porque de hambre andaba fatal. Se rieron entre dientes los muy valientes. Amablemente preguntó el abejaruco otra vez. Como no hubo contestación, pensó que lo mejor era irse a otro lugar. Al buscar y buscar conoció a otros muchos animales, pero ninguno le daba una respuesta veraz.
-¿Qué pasa con las abejas?
- ¿Por qué te quejas?
-Es que no tengo comida, mi vida depende de ello
y hace tiempo que estoy sin resuello de tanto volar.
A lo lejos divisó una ciudad; no se atrevía a ir hasta allí, un humo pestilente lo echaba para atrás... afortunadamente no todo era igual. Al lado de las casas había unos niños jugando. Uno soltó un alarido, le había picado un mosquito. "Yo te lo quito", dijo el otro chaval. "Genial", pensó nuestro pajarito, "así tengo algo que llevarme al pico". Recorriendo la ciudad llegó a un parque retirado, salvaje, aunque bien cuidado. Y allí localizó su manjar. Desde entonces todos los niños de la ciudad asombrados no dejan de mirar hacia el cielo y ven cómo se tiñe de colores
aquel majuelo o todas las preciosas flores.
Y entre esos vuelos llenos de sueños,
nuestro abejaruco pone con su canto todo su empeño.
ADRG - 14
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