Desde este nuevo blog podréis conocer muchas cosas relacionadas con el Medio Ambiente: cómo caminar por la montaña, rutas de senderismo, curiosidades de flora y fauna, experiencias y anécdotas vividas... y un sinfín de ideas útiles que nos brinda cada día nuestra Naturaleza.

sábado, 26 de marzo de 2016

Por Doñana y las Marismas del Odiel - II -

Visitar Doñana era una espinita que teníamos clavada, así que aprovechamos algunos días de la Semana Santa para poner rumbo al sur de la Península, después de haber reservado un buen sitio para dormir y una ruta en todoterreno para conocer mejor los ecosistemas del Parque Nacional.

El viaje es largo, pero merece la pena. Tras varias paradas, pasando también por el Parque Nacional de Monfragüe, llegamos a nuestro destino. Después de alojarnos en el Hostal Victoria (buen nombre para auspiciar una excursión) nos bajamos a la playa para buscar algún sitio para comer. La suerte nos acompaña, y damos con un restaurante extremeño, "Alberto's", donde por un precio muy módico recibimos una atención de lo más amable y unos platos riquísimos. Tan contentos salimos del sitio, que se convierte en nuestro sitio donde llenar la panza los días siguientes.

Aprovechamos para dar un paseo por la playa, para estirar las piernas, bajar la comida y recolectar algunos de esos pequeños tesoros que el mar arroja a las orillas. De nuevo, la fortuna nos da una sorpresa: entre algunas conchas, jibias y caracolas, damos con un huevo de raya ¡no es cosa que se vea todos los días!

Siguiendo los consejos de los dueños del restaurante, después de nuestra caminata playera cogemos el coche y buscamos el comienzo del sendero que lleva al Acantilado del Asperillo. Es una buena forma de abrir boca para la excursión de mañana, visitando algunos pinares en dunas en la zona de preparque. Es una ruta corta (en la versión que la hacemos nosotros, porque se puede estirar más) que termina en un barranco frente al mar por el cual se puede descender con cuerda. Nosotros no vemos la cosa muy clara, y nos conformamos con las vistas desde lo alto del acantilado. Y con las calorías quemadas por el largo rato caminando por la arena ¡hay que ver cómo cuesta!

Cerramos el día con otro breve paseo playero y una cena en la terraza de la habitación, y nos acostamos pronto, porque el día ha sido largo y mañana nos espera más ¡Ya os contaremos! De momento, podéis ir disfrutando de las imágenes que dejó el día...






















































































































































































































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