Hoy día 21 de marzo se celebra el Día Forestal Mundial, ya que es el primer día de primavera en el hemisferio norte (y el primer día de otoño en el hemisferio sur). Por ese motivo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (también conocida como la FAO), decidieron en 1971 dar un carácter simbólico a este día, para llamar la atención sobre la enorme importancia de los bosques. Y es que para los que vivimos en las ciudades, los bosques parecen siempre algo que está lejos y por lo tanto desvinculado de nosotros, y no nos damos cuenta cuántas cosas de nuestra vida cotidiana dependen de ellos (el oxígeno que respiramos, sin ir más lejos).
Estas iniciativas están bien, pero tenemos que intentar que no se queden en solo un gesto, algo que se olvide nada más terminar el día y pasar al siguiente "Día Mundial de..." (ayer fue el Día Mundial del Gorrión común ¿os acordáis?). Porque si no, al final será tan omnipresente y tan invisible como el santoral: sí todo el mundo sabe que cada día es el santo de alguien, pero ¿cuánta gente sabría decir cuál es la onomástica de hoy?
Además, la proliferación de eventos de este tipo acaba por solaparse, estorbándose sin querer unos a otros. Hoy, sin ir más lejos, es también el Día Mundial del Síndrome de Down, una causa tan noble como la de tintes ecológicos. Pero si ya cuesta llamar la atención del gran público con estos llamamientos a la conciencia, tanto más difícil será si hay más de una prenda en el escaparate.
Por eso, no decimos que estos toques de atención diarios estén mal, pero a la larga cuenta más una concienciación constante a lo largo de los trescientos sesenta y cinco días (trescientos sesenta y seis, en el 2016) del año, para que estas causas estén presentes de una forma constante, y no solo en una fecha determinada.
¡Recuerda que los bosques están ahí todo el tiempo!
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