26 de enero, con la Educación Ambiental

El próximo día 26 de enero, un año más, se celebra el Día de la Educación Ambiental. Este binomio cobra protagonismo en esta fecha, pero debiera ser una constante en nuestras vidas. Y es que muchas de las cosas que hacemos de manera cotidiana marcan la pauta para conservar nuestro entorno.

Parece que cuando hablamos de Educación Ambiental nos referimos exclusivamente a lo que un profesor de una determinada materia imparte en un aula, pero la Educación Ambiental abarca mucho más que unos contenidos enfocados a aprobar una asignatura. De todos es bien sabido que necesitamos a la Naturaleza para encauzar nuestra vida, porque dependemos muy estrechamente de ella, y, si bien la Naturaleza también depende de nosotros y nos necesita cada día, somos nosotros los que requerimos sus bondades siempre. Por eso es tan importante el contacto estrecho con la Naturaleza y nuestro medio. De sobra está demostrado que las personas que residen en lugares donde hay cerca un poquito de Naturaleza su calidad de vida gana bastante en comparación con otras personas que están en sitios más urbanos y antropizados. Así que, aunque solamente sea por mejorar nuestras condiciones, deberíamos preocuparnos de conservar la Naturaleza. Y para darnos cuenta de todo esto a veces es más que útil la figura del Educador Ambiental. Un Educador Ambiental es algo más que un monitor que acompaña niños y niñas de paseo por el campo... es todo aquel que se encarga de concienciar a la sociedad sobre los problemas medioambientales y de aportar soluciones posibles. También el Educador Ambiental removerá conciencias e intentará sembrar en los más peques (y no tan peques) el cariño y el respeto suficientes para cuidar con garantías la Naturaleza. 

Es muy bonito decir que todos queremos al medioambiente, pero, si todo se queda ahí, y no se adoptan medidas para que nos importe de verdad, todo nuestro empeño habrá caído en un saco roto. En el Día Mundial de la Educación Ambiental, habría que hacer un ejercicio de autocrítica y pensar en todo lo que hemos hecho bien y lo que no para que nuestro entorno progrese adecuadamente y saque la nota suficiente como para seguir ofreciéndonos un lugar más que idóneo para que toda la biodiversidad exista.

Necesitamos Educación Ambiental, para que todo el mundo sin ninguna excepción se muestre vinculado e involucrado en la protección de la Naturaleza. Y para ello no se debe limitar a la Educación transversal en materias concretas, que si bien es de mucha ayuda, se queda algo escasa en cuanto a los recursos empleados. Lo ideal: más salir al campo a sentir el contacto estrecho con la Naturaleza y trasladar allí la clase para, teniendo la mejor aula posible, dar todos los contenidos relacionados con este concepto. Los chavales que salen al campo siempre muestran mejor rendimiento que aquellos que no están tan en contacto con la Naturaleza. Y no solo los chavales deberían ir más al campo, el resto de personas también podrían hacer de su día a día un vínculo más férreo con la Naturaleza. Para que la gente abra los ojos y empiece a ver que la Naturaleza está ahí esperando nuestra protección, hace falta más Educación Ambiental. Desde Un Ambientalista reclamamos que haya más Educación Ambiental tanto en las aulas como en el resto de ámbitos de la sociedad... y es que somos Educadores Ambientales concienzudamente concienciados.