La Naturaleza también despliega todo su amor. Como os adelantamos hace unos días, hoy dedicamos esta entrada a algunas curiosidades sobre el cortejo de algunos animales. Y, para empezar, qué mejor manera que con un par de caballitos del diablo formando un corazón cuando se juntan. Aquí los podéis ver...
Antes de llegar a esta cariñosa posición, el macho ha tenido que encontrar un territorio que habrá defendido de otros machos, y ha realizado los más acrobáticos vuelos para atraer a la hembra. Si esta queda contenta, entonces se forma esta insólita figura, en la que el macho (en la foto, de color azul) sujeta a la hembra con los apéndices anales por el protórax (la base de la cabeza), y la hembra acerca el final de su abdomen a los orificios genitales del macho, en el segundo segmento. Entonces es cuando se produce la cópula. Lo realmente curioso es que el resultado de esta amorosa unión dé como resultado una figura que nosotros asociamos con el amor.
Y, cuando de buscar corazones en la Naturaleza se trata, se nos ocurre un ejemplo muy acertado. La forma de la cabeza de las lechuzas también dibuja un corazón.
Pero no todo se queda en apariencia dentro de las lechuzas, porque son aves monógamas y verdaderamente fieles a sus parejas, y machos y hembras trabajan juntos en la crianza de sus pollitos y se comunican continuamente por las noches con sus ululatos.
Las cigüeñas blancas también son aves de una única pareja, que construyen juntas los nidos (siempre vuelven al mismo año tras año) y comparten las tareas de sacar adelante a los cigüeñinos. Así, mientras uno de los padres se queda al cuidado, el otro busca comida, y cuando regresa, se saludan entre sí con un jubiloso crotoreo.
Los humanos no somos los únicos que hacemos regalitos a nuestras amores. Los abejarucos, con su precioso colorido, son aves muy atentas y detallistas, que frecuentemente obsequian a sus parejas con sabrosos insectos, que le ponen directamente en el pico. Eso sí que es tener una atención y no solamente en San Valentín...
Los ciervos no son monógamos, ni tampoco conservan a sus parejas año tras año, pero sí se pueden tomar como ejemplo de animales que se esfuerzan en el terreno amoroso. El macho que mantiene un harén debe dedicar la mayor parte de las horas del día a custodiarlo y protegerlo, berreando para proclamar su fuerza y batiendo sus cuernas con otros machos rivales. Cuando un peligro pone en fuga al grupo, él es el que cierra la marcha, quedándose atrás. Es tal el esfuerzo que les supone que experimentan un gran desgaste físico y muy vigoroso ha de ser el macho que sea capaz de esta hazaña dos años consecutivos.
Terminamos nuestro recorrido por costumbres amorosas con las aves acuáticas. En ellas, machos y hembras suelen tener plumajes muy distintos - llamativos en ellos, discretos en ellas - lo que en zoología se denomina dimorfismo sexual. Casi todas las acuáticas tienen elaborados cortejos en los que los machos se exhiben intentando convencer a sus potenciales parejas de que gozan de buena salud y serían unos padres perfectos. Desde las danzas circulares de los patos cuchara hasta las complejas coreografías de los somormujos, hay toda una variedad de "displays" para ganarse a las parejas. Una vez escogidos, los machos permanecen junto a las hembras durante la construcción del nido, la incubación y el cuidado de los patitos.
Habría muchos más ejemplos...
la Naturaleza es generosa en Cariño y Aprecio.
EL AMOR ESTÁ EN EL AIRE,
EN LA TIERRA, EN EL AGUA...
la Naturaleza es generosa en Cariño y Aprecio.
EL AMOR ESTÁ EN EL AIRE,
EN LA TIERRA, EN EL AGUA...
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