¡Hola de nuevo, coleguillas viajeros! Se acabaron las vacaciones y toca volver al cole o al trabajo, pero eso no es motivo para que no sigamos viajando, aunque sea con la imaginación. Hoy quiero contaros un sitio que visité una vez que estuve cerca del Black Rock Desert, en Nevada, Estados Unidos. Se trata de nada más y nada menos que...
"La historia del Géiser Fly es de lo más curiosa. Para empezar, debéis saber que un géiser se forma cuando en un mismo punto confluyen aguas subterráneas y actividad volcánica. No necesariamente volcanes de esos que explotan y lanzan ríos de lava, pero sí fuentes de calor muy intensas que pueden hacer que el agua subterránea hierva y salga disparada hacia el exterior, como si Mamá Naturaleza lanzara una pedorreta de agua ¡Eso sí, muy caliente!
Pues bien, sabiendo que había fuentes de calor en la zona, las gentes del lugar realizaron una serie de excavaciones para obtener energía geotérmica (que es lo mismo que utilizar calor para mover turbinas y conseguir electricidad, solo que en lugar de quemar petróleo, aprovechamos el calor interno de la Tierra, mucho más limpio). Sin embargo, algo falló, y de uno de los pozos comenzó a salir agua a presión a casi dos metros de altura.
Y siguió saliendo agua, y más agua. El géiser accidental no paró. Y debido a que el terreno es calizo, el carbonato cálcico que el agua llevaba disuelto empezó a formar unas estructuras calcáreas de gran belleza y variados colores (los colores los dan los metales disueltos en el agua). El caso es que el Géiser Fly aún sigue, y sus "esculturas" ya llegan a cuatro metros de altura. Vamos, que Mamá Naturaleza tuvo un capricho y quiso montar una fuente decorativa en el lugar ¡Y qué fuente! Ved la foto y juzgad vosotros mismos, y si alguna vez vais por esa zona de Estados Unidos, no dudéis en acercaros, porque merece la pena."
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