En el experimento de hoy vamos a conseguir hielo de forma casi instantánea ¡Es un efecto espectacular, y los más peques se van a quedar con la boca abierta! (vale, a lo mejor también a los mayores). Además, se necesita bien poquito...
Qué hace falta
* Agua destilada
* Un congelador
* Un bol o cacerola
* un poco de hielo (si tienes congelador, seguramente ya tienes el hielo)
En primer lugar, llena una botella con agua destilada casi hasta el borde, y métela en el congelador. Atención: el truco está en que dejemos la botella el tiempo suficiente como para que esté muy muy fría, pero que no se llegue a congelar. Así que a lo mejor tenemos que hacer un par de intentos ¡no hay que desanimarse!
Lo que queda ya es sencillo ¡pero es lo mejor! En el bol ponemos algunos cubitos de hielo, y, con mucho cuidado, vertemos el agua de la botella encima ¡Verás que se congela instantáneamente!
La explicación es sencilla: el agua estaba casi al punto de congelación, y al entrar en contacto con el hielo, se produce un proceso denominado nucleación, que viene a ser una congelación acelerada ¡Tachán!
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