Así era el bueno de David el Gnomo, del que hoy nos hemos acordado a raíz de una compra que hemos hecho. Qué genial fue aprender de él los secretos de la Naturaleza cuando éramos pequeños. Incluso cuando volvemos a ver sus aventuras, ahora de adultos, no podemos sino apreciar el mimo con el que estaban creados los capítulos, y el mensaje, sencillo pero no por ello menos cierto, que transmitían. Para los que nunca hayáis visto estos dibujos, os dejamos aquí el primer capítulo. Para los que los conozcáis, aquí va una pequeña dosis de nostalgia...
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