Ay, el bueno de Charles... Hoy se cumplen doscientos once años de su nacimiento, un 12 de febrero de 1809, allá en Shrewsbury, Reino Unido. Este hombre de joven no parecía que fuera a llegar muy lejos, ya que tuvo que dejar la carrera de medicina en la que había entrado por deseo de su padre (le daban repugnancia las operaciones quirúrgicas, y siempre fue un poco hipocondríaco), no avanzó en los estudios para clérigo a los que su padre le apuntó posteriormente, y ni siquiera se le daba bien la música o el dibujo. Sin embargo, el joven Darwin tenía un hueco en la historia esperándolo, y cuando su insistente progenitor (empeñado en que el pequeño Charles no se convirtiera en un ocioso dandy) lo apuntó al viaje del HMS Beagle al mando del capitán Fitzroy, su talento naturalista por fin encontró el caldo de cultivo apropiado.
Fue en este viaje de cinco años alrededor del mundo en el que Darwin encontró la inspiración para formular más tarde su teoría de la evolución de las especies por selección natural. Esta teoría, tan clara e intuitiva hoy en día (salvo para algunos sectores que se empeñan en no ver evidencias y acuden a sofismas rancios para defender sus puntos de vista) revolucionó por completo la concepción del mundo y otorgó a Darwin un lugar imperecedero en el Salón de la Fama de los científicos de todos los tiempos.
Ojo, con lo anterior no decimos que la teoría propuesta por Darwin en "El origen de las especies" sea definitiva. De hecho, él mismo admitió que tenía algunos puntos débiles; por ejemplo, no era capaz de explicar cómo los caracteres se transmitían de padres a hijos (mientras tanto, en un monasterio de Austria, un monje benedictino descubría las leyes de la Genética cultivando guisantes... Ironías del destino). Los postulados de Darwin se han ampliado y mejorado a raíz de los descubrimientos en los campos de la Genética y la Bioquímica, y muchos autores han añadido matices, como el neutralismo o la teoría del equilibrio puntuado. Es posible que más adelante aparezcan nuevos "retoques" y haya que revisar algunos conceptos... Pero lo que es indudable, lo que abrió los ojos a la humanidad del mismo modo que lo hizo la revolución copernicana, es que nos mostró el fenómeno de la evolución. Hoy en día se puede dudar sobre cómo se lleva a cabo esta evolución, pero frente a todas las pruebas halladas, se considera que dudar de que la evolución es un hecho es lo mismo que dudar de que la Tierra gira en torno al Sol o que el planeta tiene más de cuatro mil años de edad, como se pensaba en tiempos pasados.
Esa es la virtud de los grandes hombres: sacudir nuestra visión del mundo, hacernos ver todo con otros ojos de tal modo que el Universo que estábamos habituados a ver se nos muestre bajo una luz completamente nueva. No hay nada vergonzoso en admitir que venimos de otras especies animales. Si acaso, como replicó Thomas Huxley (ferviente evolucionista al que llamaban "el Bulldog de Darwin") al obispo Samuel Willberforce ("Soapy" Sam), "prefiero descender de un mono a descender de un hombre muy dotado por la Naturaleza que tiene una gran capacidad de influencia, pero aún así la usa con el mero propósito de intentar ridiculizar una discusión científica seria".
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