Pele, la Destructora y Creadora
Pele o Pelé es la diosa polinesia del fuego y los volcanes. En realidad, más que una diosa tal y como entiende la cultura occidental, es una "akua", término cuya traducción más aproximada sería "espíritu o fuerza elemental". No premia ni castiga, solo actúa, y si tiene motivos para sus acciones, solo ella los comprende.
Según las canciones nativas, Pele y su familia emigraron de la indeterminada tierra de Kahiki y erraron por el Pacífico hasta establecerse en la isla de Hawai. Allí excavó los cráteres del Haleakala, de Maui y el del Kilauea, que es donde vive actualmente. La mayor parte del tiempo, Pele permanece en el corazón del volcán, atendiendo su fuego, pero en ocasiones sale al exterior, y entonces se desencadenan las erupciones.
Como muchas figuras mitológicas, Pele tiene dos caras: por un lado es una entidad destructora, de la que hay que precaverse, pero también es la responsable de la creación de las islas y la que da fertilidad a la tierra. Los nativos entienden esta doble faceta, y en todas sus historias se advierte que la respetan por lo que es: la que quita la vida, pero también la que la da. De hecho, cuando Pele se dispone a salir, avisa a los hombres de que la tierra en torno a ella es kapu (sagrada y prohibida) mediante terremotos y olor a azufre. De esta manera, reclama dichos lugares, y los hombres deberán marcharse hasta que Pele vuelva a retirarse al interior del mundo, dejando lugares asolados por la lava y preparados para hacer brotar nueva vida.
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