Con estas dos preciosas imágenes queremos dar la bienvenida al solsticio de invierno, una época de finales y de principios.
Desde este nuevo blog podréis conocer muchas cosas relacionadas con el Medio Ambiente: cómo caminar por la montaña, rutas de senderismo, curiosidades de flora y fauna, experiencias y anécdotas vividas... y un sinfín de ideas útiles que nos brinda cada día nuestra Naturaleza.
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sábado, 21 de diciembre de 2019
lunes, 23 de septiembre de 2019
¡Otra vez en otoño!
A las 9:50 de hoy ha comenzado el otoño astronómico, y aunque dejemos el verano atrás, no debemos sentirnos mal: vuelven los hermosos y mágicos colores de los robledales, hayedos y castañares, y regresan con nosotros aves viajeras como las grullas. Y si la caída de la hoja y los días más cortos ponen tristones a alguno, no pasa nada: si algo nos enseña el otoño es que la melancolía también puede ser bonita...
viernes, 21 de junio de 2019
Calisto te explica
Solsticios y equinoccios
¡Hoy empieza el verano! El astronómico por lo menos, porque en cuanto a temperaturas, ya ha estado anunciándose desde días atrás. ¿Te has preguntado alguna vez por qué las estaciones empiezan en un día determinado y no en otro? Pues todo tiene que ver con los equinoccios y los solsticios.
A no ser que vivas en el Ecuador o sus cercanías, te habrás dado cuenta de que los días y las noches no tienen siempre la misma duración. Cuanto más al sur o al norte vivas, más notarás esas diferencias. ¡En los polos norte y sur cada noche y cada día duran seis meses! Supongamos que vives en el hemisferio norte. Habrás notado que a partir del verano, los días van siendo cada vez un poquito más cortos y las noches cada vez un poquito más largas, y a partir de invierno, al revés. El solsticio de verano es la fecha en la que el día es más largo respecto a la noche (en el hemisferio norte; en el sur es al revés), mientras que en el solsticio de invierno tenemos la noche más larga y el día más corto (de nuevo en el hemisferio norte). ¿Y los equinoccios? Son las dos fechas del año en que la noche y el día duran exactamente lo mismo: 12 horas.
Estas diferentes duraciones tienen un motivo. La órbita en la que la Tierra gira alrededor del Sol no es circular, sino elíptica, y el Sol no está colocado en el centro de la elipse, sino desplazado hacia un lado (concretamente, en uno de los focos de la elipse). Esto provoca que la Tierra no vaya siempre a la misma velocidad dentro de su órbita: cuando está más cerca del Sol se mueve más rápido que cuando está más lejos. Todas estas diferencias son las que causan que los días y las noches varíen su duración.
Astronómicamente, el solsticio de verano es en el 21 de junio; el equinoccio de otoño, el 23 de septiembre; el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, y el equinoccio de primavera, el 21 de marzo. Estas fechas han sido conocidas desde la antigüedad, ya que tenían una gran importancia a la hora de planificar las cosechas anuales. Además, estaban cargadas de mucho simbolismo, ya que representaban cómo variaban las fuerzas de la luz y la vida frente a las de la oscuridad y la muerte. El solsticio de verano también tiene mucha importancia en la tradición céltica, relacionado con el mundo de las hadas y las plantas curativas: ahí tenemos cerquita la Noche de San Juan, que va del 23 al 24 de junio, y para la que os tenemos preparado un cuento muy especial ¡No os lo perdáis!
jueves, 12 de abril de 2018
Al loro con Teodoro
Inmersos ya en la primavera, a nuestro erudito amigo Teodoro le ha dado por preguntarse de dónde vienen los nombres de las cuatro estaciones, así que ha estado curioseando entre diccionarios etimológicos para encontrar la respuesta, y ahora os la contamos a vosotros.
"Primavera" viene directamente del latín, donde prima hace referencia a "primero", como es fácil imaginar, y ver,veris hacía referencia (a través de una palabra de origen indoeuropeo) al acto de crecer y reverdecer. La misma raíz la podemos encontrar en palabras como "verde" y "vergel".
"Verano" también tiene la misma raíz ver, y es que en la Roma clásica nuestro verano se dividía en dos: el vernum, um - más ligado a la primavera y la fructificación - y el aestas, atis - la época de mayor calor. La primera acepción ha terminado nombrando a toda la estación, y la segunda se ha reservado para palabras como "estío" o "estival".
"Otoño" deriva del latín autumnus, y este a su vez de la forma más antigua auctus annus o "auge del año". Es la época en la que todas las cosechas dan su fruto. Visto de otro modo, para los romanos la primavera y el verano no eran más que preparaciones para la tercera estación del año.
Finalmente, "invierno", también viene del latín, en este caso de la palabra hibernus (sí, se escribía con "h", como nuestra "hibernación"). Esta palabra estaba a su vez relacionada con hiems, que hace referencia al frío y la tempestad.
Así que ya veis: los nombres de nuestras estaciones están claramente relacionados con la agricultura y los ciclos de siembra, crecimiento y cosecha. Y es que ¿a quién le iba a importar más el tema que aquellos que cultivan la tierra para nuestro sustento?
domingo, 7 de mayo de 2017
domingo, 21 de junio de 2015
¡Empieza el verano!
El astronómico, que no el natural, porque por lo menos por nuestras latitudes ya llevamos una temporada con los termómetros a tope. Y es que no es lo mismo. Por lo general, los animales se guían más por las condiciones climáticas que les toca soportar (o disfrutar, según los gustos), mientras que las plantas habitualmente se guían por la duración relativa de los días y las noches (es decir, el año astronómico). Habría un tercer grupo, que es el de los alumnos, y que consideran que el verano empieza ¡justo cuando dan las vacaciones!
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