Desde este nuevo blog podréis conocer muchas cosas relacionadas con el Medio Ambiente: cómo caminar por la montaña, rutas de senderismo, curiosidades de flora y fauna, experiencias y anécdotas vividas... y un sinfín de ideas útiles que nos brinda cada día nuestra Naturaleza.
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domingo, 18 de junio de 2017

domingo, 9 de agosto de 2015

Una de cal y otra de arena

Hace poco dábamos y nos hacíamos eco de una noticia muy positiva, en la que un hombre adoptaba una decisión loable para salvar un buitre leonado. Hoy, sin embargo, nos hemos encontrado con un incendio en la zona del Monte Abantos, en El Escorial, que tristemente ha sido escenario de otros incendios, como el de 1999.



Foto de archivo del incendio de 1999




Por fortuna, este no parece haber sido tan grave. Toda la tarde los hidroaviones no han dejado de volar por encima de nuestras cabezas, hasta que su menor frecuencia y la disminución del humo en el horizonte nos ha indicado que el fuego estaba, al menos, bajo control.
 
Aún no sabemos si se ha debido a una imprudencia, un accidente o algo intencionado. En cualquier caso, el mensaje es el mismo: se tarda mucho tiempo en formar un bosque, y muy poco tiempo en destruirlo, por no hablar del posible coste en vidas humanas. El fuego es algo muy serio, y como dice el refrán, quien juega con él, termina quemándose.
 
 
 
 
 
 
 

domingo, 7 de junio de 2015

Mamá cigüeña al rescate

Tras el espectacular incendio ocurrido ayer en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Brunete, hoy hemos visto en las noticias este impactante vídeo en el cual una mamá cigüeña intenta salvar por todos los medios a sus polluelos, lanzándolos fuera del nido. Tras esto, ella se mantuvo heroicamente en el nido, desafiando las llamas para proteger a los otros huevos, que aún no habían eclosionado.

Os dejamos con las imágenes del vídeo
rescatadas de YouTube que hablan por sí solas:
 














jueves, 22 de agosto de 2013

Tras el incendio de Cebreros

Por mucho que nos informemos a través de diferentes medios de comunicación de cómo se suceden los acontecimientos después de un incendio, verlo sobre el terreno ofrece una imagen bien distinta, mucho más rica para tomar conciencia de las dimensiones de una catástrofe de esta índole. Llegar allí, otear los alrededores intentando imaginar lo que había antes y retornar al presente, transformando los verdes intensos de las copas de los árboles a un gris ya no cenizo sino mugriento, nos encoge la mirada, nos hace fruncir el ceño e incluso el alma se nos achica. Esas llamas incontrolables que arrasaron fulminantemente un paraje declarado como zona ZEPA y LIC dada su riqueza faunística, ahora es el eco de paisajes volátiles, que se esfuman a cada paso que vamos dando, deshaciéndose con solo rozarlos. El aire tizna nuestro paseo de un olor amargo que se cuela rápidamente y del que no nos podemos despojar. Tos tras tos nos vamos acostumbrando, aunque no es costumbre, sino que ya no somos capaces de sentir otro olor, solamente llega el del humo. Nunca hemos fumado, pero hoy es como si hubiésemos inhalado varias cajetillas juntas de tabaco celta puro, de ese que los personajes malotes de un libro de novela negra no sueltan bajo ningún concepto. En el rato que hemos dedicado a caminar por aquel lugar, hemos respirado una considerable dosis de dióxido de carbono, polvo y ceniza. Hoy más que nunca ya ni se nos pasa por la cabeza prender un cigarrillo.

El humo va y viene, pero misteriosamente, allí donde antes hubo vida y luego la muerte imperó, retorna ahora de nuevo la vida otra vez con fuerza plena. Hoy hemos estado en Cebreros, queríamos ver la zona con nuestros propios ojos. Pero si esperáis que esta crónica continúe con más de esta retahíla de penurias, estáis equivocados. Nos hemos vuelto con una sonrisa de oreja a oreja, con un canto de esperanza plena que, naciendo de la más absoluta de las desgracias, da alas a la Vida que resiste ante todos los embates que van surgiendo contra ella.

Nada más llegar, las chicharras batían sus alas estridulando una banda sonora mucho más auténtica y alegre que el ruido que provenía de la carretera cercana con motos que iban y venían. El río Sotillo, prácticamente seco, en su estío forzado iba dejando pequeños regatos donde alguna que otra mariposa puede beber, pequeños alevines van flotando juntos, o algunos zapateros cruzan su exigua orilla.

Allí, en ese sitio maldito, hemos oído y visto varios picos picapinos, carboneros, palomas torcaces e incluso han asomado un par de milanos reales y en una rama un águila calzada también ha alzado el vuelo. Ya con esto nos volvíamos bien contentos, pero no ha sido lo único y más impactante: un grupo de cuatro rayones andaba merodeando por el lugar en busca de comida y de un poco de agua, ajenos a nuestra presencia. ¡Qué bonitos, qué hermosura! Dóciles, caminaban despacito, quizás algo desorientados. Al principio ni nosotros ni ellos nos habíamos dado cuenta de que no estábamos solos, pero en el momento en que hemos cruzado nuestras miradas a tan solo unos dos metros, la complicidad ha envuelto ese instante. Nos observaban mientras rebuscaban con sus hocicos entre el pasto cenizo. Iban ellos cuatro solos sin su madre, posiblemente eran huérfanos. Y ahí seguían con ese trote ligero, con esos ojillos vivaces y simpáticos. La emoción que hemos sentido Dani y yo ha sido brutal, nos hemos quedado sin palabras, nuestros ojos también soltaban brillo. Al poco de haberlos visto bien, sin inmiscuirnos en su afanosa tarea, salieron corriendo por la loma arriba. Con los animales salvajes jovencitos es mejor que no se acostumbren al ser humano. Nosotros no les hemos ofrecido ningún alimento.

Cuando nos marchamos, ellos, testigos de otra oportunidad para aquel lugar, rayaron con su inocencia la poderosa capacidad regeneradora de la Naturaleza frente a la inconsciencia inexplicable del hombre. Ojalá que tengan mucha suerte. Las sonrisas se pintaban solas, todo un regalo.

Os dejamos con las imágenes, sin comentarios ni más explicaciones.

Las fotos nunca son comparables a estar ahí y verlo con los propios ojos... Esperamos que os gusten.



































































































































































































































domingo, 4 de agosto de 2013

Incendio en Cebreros

Ayer sábado, sobre las 17:00, tuvimos oportunidad de ver cómo el sol se cubría con una intensa nube de color marrón, debido al incendio que se originó en Cebreros. A estas horas parece que el fuego por esas montañas cubiertas de pinos sigue avanzando sin control. Lamentable que se produzcan incendios forestales, la mayoría de las veces provocados intencionadamente por el hombre. No tenemos mucho más qué decir: riesgo para la población, daños económicos cuantiosos, especies animales y vegetales que tardarán muchos años en volver a habitar en esa zona...


Ojalá nunca tuviésemos que comentar sucesos como éste; las imágenes hablan por sí solas, aunque tristemente verlo en vivo y en directo ofrece una visión mucho más dantesca.



Pudimos sacar la cámara por la ventana y hacer estas fotos:
































 





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POR FAVOR,
DI NO AL FUEGO