Tal y como os adelantamos ayer, pasamos el sábado haciendo una ruta por Guadalajara que partía del pueblo de Retiendas y llevaba hasta el precioso paraje de la Hoz del Jarama. El tiempo nos fue propicio, y lo cierto es que la mañana dio de sí a la hora de ver fauna y disfrutar del colorido de la flora.
Nada más entrar en Retiendas se encuentra un cartel que nos desvía hacia la izquierda, indicando hacia el Monasterio de Bonaval. Éste es una antigua edificación de la orden Cisterciense, y que podremos encontrar a unos veinte minutos de un pequeño aparcamiento donde podemos dejar el coche y empezar a caminar.
El sendero está bien marcado en todo momento con marcas de GR (los veteranos ya sabéis que consiste en una franja blanca sobre otra roja), y además no hay muchos sitios donde podamos desviarnos por despiste. La única bifurcación que, como hemos dicho, encontraréis a un cuarto de hora largo de empezar a caminar, nos llevará a la derecha si queremos ver las ruinas del monasterio (ahora están valladas, debido al precario estado del edificio) y a la izquierda para seguir la ruta. Merece la pena apartarse un ratito de la ruta para admirar los restos del monasterio, que tristemente nadie se preocupa de conservar y restaurar.
El periplo es lineal, por lo que tendremos que regresar por el mismo camino. En total son unos trece o catorce kilómetros (ya sumados los de ida y vuelta) que solo en algunos puntos tienen un poco de desnivel. En conjunto la ruta es muy agradable de hacer, alternando zonas de sombra con otras más despejadas, por lo que aconsejamos que vayáis preparados para el sol. No hay fuentes por el camino, así que tampoco olvidéis ir bien provistos de agua.
Al hacerla en primavera, el colorido que aportaban las flores era digno de contemplar: amapolas, orquídeas, euforbias, compuestas, crucíferas y muchas más, todas exhibiendo una explosión de colores y aromas. Además sorprendimos a los insectos y demás artrópodos en plena actividad. Multitud de mariposas, abejorros, aceiteras, esfinges, icneumónidos, arañas, mosquitos, escarabajos y orugas nos esperaban en cada rincón del camino, entregados a sus tareas de mordisqueo, cortejo y polinización.
Pero no solo hubo invertebrados: las lagartijas saltaban casi literalmente a nuestro paso, pudimos ver una pequeña culebra de escalera y admirar el pausado vuelo de un grupo de buitres en los cortados calizos. El cuco se dejó oír a lo lejos, así como varios carpinteros, ruiseñores, pinzones, carboneros y oropéndolas. ¡No se podía decir que el campo no estuviera lleno de vida!
La ruta termina cuando el camino desemboca en una carretera que lleva a Valdesotos. Podemos alargar el camino cinco minutos más para ver un antiguo puente de piedra, para lo cual solo tenemos que coger la carretera hacia la derecha (pasando por el puente sobre el Jarama) y, después de andar un poquito, veremos el puente viejo a nuestra izquierda.
Como siempre, aquí tenéis el resto de las fotos del día. Para verlas en grande solo tenéis que pulsar sobre ellas. Disfrutadlas y animaos a hacer esta magnífica ruta por tierras del Jarama.
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