Se llama "críptido" a una serie de animales de los cuales, por las circunstancias que sean, aún no se tiene ningún testimonio concluyente de su existencia. Entonces ¿por qué se habla tanto de estas criaturas, se les ha puesto nombre y, en algunos casos, hay libros escritos sobre sus costumbres y procedencia? Y es que de estos animales tan tímidos solo hay supuestas fotos borrosas y rumores de gente que dice haber conocido a alguien que los ha visto...
Cualquier zoólogo competente admitirá que aún no se han descubierto todos los animales que existen sobre el planeta. Las junglas tropicales y las fosas abisales rebosan de criaturas que jamás ha visto nadie. La diferencia está en que no se les nombra ni se les describe hasta tener pruebas irrefutables de su existencia.
El chupacabras es uno de los críptidos más famosos. Su leyenda se originó en Puerto Rico, pero desde sus primeros "avistamientos" se ha extendido a otros lugares del globo. Los que dicen haberlo visto dan de él descripciones variopintas, pero lo que sí parece claro es que se complace en atacar al ganado (de ahí su nombre).
De África (más concretamente del Congo) nos llega el Mokele-mbembe, cuyo nombre, literalmente, significa "el que detiene los ríos". Según los testimonios, tendría una apariencia similar a un dinosaurio tipo Diplodocus, aunque mucho más pequeño. Aún así, cuesta pensar cómo un animal así ha podido pasar desapercibido hasta ahora...
El último críptido que veremos hoy viene nada menos que de Australia. Hablamos del bunyip, una especie de híbrido entre foca, hipopótamo, caballo e incluso morsa. Parece que le gusta acechar en zonas húmedas y lagos zampándose a todo el que se acerca demasiado.
Curiosamente, si de un críptido se demostrara que existe, dejaría de ser
un críptido. Mejor quizás que sigan como están, ya que su encanto,
precisamente, es estar rodeados de esa aura de misterio...
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