Yossi Ghinsberg es un joven que decide abandonar toda rutina y, mochila al hombro, viajar a los rincones más remotos y salvajes del mundo en busca de aventuras y de sí mismo. Su camino le lleva hasta Bolivia, donde traba amistad con otros dos compañeros, y juntos aceptan la oferta de un guía que les ofrece adentrarse en lo más profundo de la selva tropical boliviana. Pero el guía no es tan experto como afirmaba ser, y Yossi termina perdido y separado del grupo, abandonado a sus propios recursos en el entorno más inhóspito que quepa imaginar...
"La Jungla" es una historia intensa, de las que te mantienen en vilo, sobre todo cuando tienes en cuenta de que se trata de hechos reales. Daniel Radcliffe hace un magnífico papel (gracias a Dios, no ha quedado encasillado a su rol de Harry Potter y ha sabido seguir actuando) y consigue transmitirnos de manera creíble todo el desamparo y la impotencia que siente un hombre aislado en un ambiente desconocido y hostil. Y, por supuesto, los paisajes son espectaculares, porque una de las cosas que enseña la película es que peligro y belleza pueden ser, en la Naturaleza, una sola cosa.
"La Jungla" nos invita a hacer otra reflexión, y es bajarnos de ese pedestal sin sentido al que los hombres occidentales nos hemos subido. Parece, aun hoy, que somos el pináculo de la evolución, pero en esta historia podemos comprobar que solo estamos adaptados a un tipo de entorno, y que cuando nos sacan de él estamos tan indefensos y desubicados como cualquier animal salvaje en una ciudad. Los obstáculos de la selva, las necesidades y la grandiosidad del entorno son toda una lección de humildad para cualquiera que considere que el ser humano (sobre todo el del llamado primer mundo) es el animal más perfecto de todos.
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