La fosilización
Los fósiles son restos petrificados de seres vivos que vivieron hace muchísimo tiempo, o señales de sus actividades (huellas, nidos, excavaciones, excrementos...). Que un organismo llegue a convertirse en un fósil es un acontecimiento más raro de lo que nos imaginamos, ya que tienen que darse una serie de circunstancias afortunadas (para nosotros, claro). En primer lugar, solo fosilizan las partes duras de un ser vivo, por lo que animales como gusanos blandos o plantas sin corteza dura solo podrían, como mucho, dejar huellas. Pero es que esas partes duras deben depositarse - cuando el organismo muere - en un terreno favorable, que los cubra rápidamente, no los disperse o los deje al albur de carroñeros. Si todo esto ocurre, y el material del terreno es favorable, todo lo orgánico irá siendo sustituido por materia mineral, "petrificando" los restos. Y aún así, hay que contar con que el fósil no sea destruido por movimientos tectónicos, terremotos o la erosión hasta que nosotros lo encontremos.
Así que, si alguna vez tienes un fósil en la mano, sé consciente de la enorme suerte de que un animalito o planta de hace muchos millones de años haya sido conservado durante tanto tiempo para que tú lo contemples y lo estudies hoy en día ¡Es como encontrarse con un habitante de la remota prehistoria!
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