Seguro que cuando vas a hacer una ruta por el campo, sobre todo si es por terreno difícil, te pones las botas. Y cuando terminas, vuelves a casa y es la hora de comer, si llevas mucha hambre también te pondrás las botas con una buena comilona. Y es que "ponerse las botas", en sentido figurado, significa comer a base de bien y con placer. También se usa para indicar que alguien saca un enorme provecho de una situación.
Esta expresión parece que data de tiempos de la antigua Roma y Bizancio, donde tan solo los caballeros ricos y poderosos podían permitirse este tipo de calzado. Y como eran los que podían asistir a los banquetes, cuando alguien podía disfrutar de una opípara comida, se decía que "se había puesto las botas", o, lo que es lo mismo, había disfrutado como un rico.
Otros creen que el origen podría estar en que antiguamente los marineros iban siempre descalzos o prácticamente descalzos cuando estaban a bordo (momentos en los cuales se comía poco y mal). Cuando el barco atracaba, los marineros podían bajar a tierra y comer en condiciones, para lo cual se "ponían las botas" al desembarcar.
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