"La luna viene con nosotros, grande, redonda, pura. En los
prados soñolientos se ven, vagamente, no sé qué cabras negras, entre las
zarzamoras... Alguien se esconde, tácito, a nuestro pasar... Sobre el vallado,
un almendro inmenso, níveo de flor y de luna, revuelta la copa con una nube
blanca, cobija el camino asaeteado de estrellas de marzo... Un olor penetrante
a naranjas... humedad y silencio... La cañada de las Brujas...
- ¡ Platero, qué... frío !
Platero, no sé si con su miedo o con el mío, trota, entra en
el arroyo, pisa la luna y la hace pedazos. Es como si un enjambre de claras
rosas de cristal se enredara, queriendo retenerlo, a su trote...
Y trota Platero, cuesta arriba, encogida la grupa cual si
alguien le fuese a alcanzar, sintiendo ya la tibieza suave, que parece que
nunca llega, del pueblo que se acerca..."
Juan Ramón Jiménez, "Platero y yo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario