La higuera (Ficus carica) es un arbusto o árbol pequeño (hasta 5 metros de altura) con tronco tortuoso de corteza gris muy ramificado. Las hojas son muy anchas, palmeadas, con el haz y el envés pilosos. Las flores se reúnen en receptáculos globosos, con forma de pera. Las flores femeninas tienen dos variedades: una fértil, que da lugar al fruto (el higo) y otras estériles, que forman agallas al ser picadas por el himenóptero Bastophaga grossorum. Florece de mayo a octubre.
Aunque es básicamente una planta de cultivo, se asilvestra en zonas rocosas o secas y soleadas con suelo fresco y profundo. Se cree que es nativa del sur de la Península Ibérica y de otros países mediterráneos, aunque hoy en día aparece naturalizada por todo el sur de Europa, norte de África e incluso noroeste de la India.
Entre sus usos medicinales, están los digestivos, los emolientes, expectorantes y laxantes. El látex del tallo se usa para las verrugas, y tiene cierto efecto analgésico. El fruto es muy dulce, nutritivo y suculento.
Curiosidades
La relación de la higuera con el himenóptero antes citado es un complejo caso de simbiosis-parasitismo en el que el insecto "infecta" las flores estériles para su reproducción, pero luego la planta lo aprovecha para polinizar sus flores.
Con las hojas de higuera, los romanos coronaban a Saturno, por lo que era considerado un árbol sagrado. Los griegos lo dedicaron a Mercurio, los espartanos a Baco y los hindúes a Vishnú.
Antiguamente se creía que una rama de higuera recolectada de cierto modo ritual servía para apaciguar a las reses bravas.
Una curiosa técnica adivinatoria usaba hojas de higuera: se escribía una pregunta sobre una de ellas, y la respuesta se interpretaba según el tiempo y el modo en que la hoja se secaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario