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viernes, 25 de agosto de 2017

Por las Médulas y El Bierzo en León - IV -

Nuestro tercer día en El Bierzo comienza como los anteriores, con un sustancioso y sabroso desayuno y los planes que nuestro buen casero tiene preparados para nosotros. Así que, en cuanto estamos listos, nos subimos al coche y damos comienzo a la jornada.

Nuestro destino es el pueblo de Balboa, aunque antes tenemos una cita pendiente con un personaje muy singular. Desde el pueblo Lago de Carucedo (no confundir con el Lago de Carucedo, del que luego vamos a hablar) sale una ruta cortita, llamada Zufreiros de Frade, que nos permite conocer a un alcornoque centenario de dimensiones impresionantes. Desde luego, ver de cerca a este solemne abuelo no puede dejar indiferente a nadie. De nuevo el calor hizo un poco penoso unos cuatro kilómetros que habrían sido, en otras circunstancias, de lo más placentero.

Después de un viaje por carretera acompañados de hermosos paisajes, llegamos a Balboa, encontrándonos que reina gran actividad debido a un mercadillo de comidas y artesanía. Pasamos un buen rato de la mañana paseando entre puestecillos, pallozas y esculturas de madera, haciendo tiempo hasta la hora de comer, momento en el que nos bajamos a un pueblecito cercano.

Siguiendo las indicaciones de Satur, continuamos nuestro camino, que nos lleva hasta Villafranca del Bierzo y su magnífico palacio señorial, y luego de regreso hasta Carucedo, donde nos detenemos para ver las cercanías del lago. Aunque por los carteles parece que es un buen lugar para observar aves acuáticas, obviamente eso sucede en otras épocas del año, porque nada más bajar del coche podemos ver que el sitio está hasta la bandera de gente: entre que es fin de semana y el calor, muchos se han acercado para darse un baño en el lago, así que si queremos ver aves, otra vez tendrá que ser.

Pero todavía nos queda tarde, así que aprovechamos para acercarnos al pueblo de Voces, perdido en la montaña, siguiendo las indicaciones que nos dieron en el Aula del Castaño, y paseamos un rato por sus estrechas calles de tierra. Y más tarde, a otro pueblecito más, Louteiro, donde pasamos un rato caminando a la sombra de los árboles e intentando fotografiar a una libélula muy inquieta.

Y con esto termina nuestra tercera jornada en El Bierzo. Solo nos queda un día, que pensamos disfrutar a tope. Os emplazamos a la entrada de mañana. Mientras aquí tenéis las fotos...
 




















































































































































































































































































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