Fabricando nieve artificial
Hoy os proponemos un sencillo experimento en el que, a través del concepto de disolución saturada, vamos a crear algo muy muy parecido a la nieve auténtica.
Solo necesitaremos:
- Agua
- Bicarbonato sódico
- Un bol o recipiente similar
- Brillantina plateada (opcional)
En el recipiente, iremos mezclando el agua con el bicarbonato, pero de tal forma que el primero no se quede muy diluido ni pulverulento. La idea es conseguir una textura grumosa y suave, parecida a la de la nieve, que se logra cuando la disolución de agua con bicarbonato está sobresaturada. El resultado es una masa blanca que no solo se parece a la nieve a la vista, sino también al tacto ¡Incluso se mantiene fresquita!
Lo mejor es que es un experimento tan sencillo que se puede hacer con los peques, y no sucede nada si algo se les va a la boca, porque los ingredientes son inofensivos (ojo: no se trata de comerlo a cucharón, que puede sentar mal; solo decimos que si se les escapa y comen un poco, no pasa nada).
Opcionalmente, podemos echar algo de purpurina en la masa, para recrear los brillitos de la nieve.
Si queremos conservar nuestra nieve, podemos hacerlo guardándola en recipientes herméticos: mientras se mantenga la humedad, nuestra nieve seguirá como el primer día.
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