"¡Hola otra vez, compis viajeros! En estos días fríos en los que el invierno quiere meterse un poco dentro de la primavera, os voy a contar sobre un sitio muy fresquito de Noruega en el que estuve una vez. Me refiero a...
En realidad, hay dos glaciares con este nombre en Noruega, el Ostre Vartisen (o Vartisen oriental) y el Vestre Vartisen (o Vartisen occidental). El primero de ellos, con algo más de 220 kilómetros cuadrados, es el segundo glaciar más grande de Noruega ¡Una pasada! Actualmente está en retroceso, lo que es una pena, pero aún así su lengua alcanza los siete metros sobre el nivel del mar.
Visitar un sitio así te cambia, os lo aseguro. Nos recuerda lo grande que es Mamá Naturaleza, y lo pequeños que somos nosotros. Nunca había visto tanta grandiosidad y tanto hielo junto. Toda una experiencia. Importante: nunca, nunca tenéis que recorrer un glaciar sin ir acompañados por un guía profesional, porque puede ser peligroso. Al no conocer el lugar ¡podríamos caer por alguna grieta del hielo! Eso sí, con el equipamiento adecuado, ganas de caminar y alguien que nos lleve con seguridad, es algo que no se olvida.
Si no queremos meternos en el hielo, hay opción de rutas en bicicleta o en barco. Hay un camping y un punto de vista panorámico desde la carretera de Helgeland, donde podemos sacar unas fotos de aúpa. ¡Yo incluso llegué a ver águilas pescadoras!
Así que ya sabéis: si alguna vez viajáis a Noruega, os animo a que os acerquéis a la comarca de Glomfjord y contempléis una de las vistas más espectaculares ¡Id bien abrigados!"
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