Hoy sábado hemos puesto rumbo una vez más hacia el Puerto de Canencia. Pese a que las predicciones meteorológicas señalaban que iba a ser un día soleado, el cielo ha amanecido encapotado, con lloviznas y un tanto frío. Desafiando a estos avatares hemos caminado durante unas dos o tres horas por los alrededores de este sitio. Cuando hemos llegado estaba el aparcamiento rebosante de coches y de gente. El día tan desapacible no fue un obstáculo para observar cuervos, grajillas, rabilargos, mitos, trepadores azules, carboneros, petirrojos, picos picapinos y otras tantas aves. Hemos disfrutado pese a que aún no hay atisbos de setas por la zona, pero seguro que en un par de semanas cambia mucho el panorama.
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