Son muchos los años que hemos pasado enseñando el campo a grupos de niños y adolescentes, los suficientes para dar lugar a muchas anécdotas y vivencias. Una de las más curiosas, que le sucedió a un compañero de oficio y de fatigas, podría titularse...
EL MONSTRUO QUE SURGIÓ DEL MANZANARES
El lugar, la ribera del río en la zona de Mingorrubio, Monte de El Pardo. Los protagonistas, un grupo de unos quince alumnos de cuarto de ESO, hechos y derechos y en pleno vigor juvenil. Como el camino no presentaba ninguna dificultad, y como se trataba de chavales con buen comportamiento, nuestro compañero había dejado a unos cuantos de ellos adelantarse al resto del grupo.
De repente, ve que los que iban a la cabeza se detienen bruscamente, y hacen señas a los demás para que no sigan avanzando. Algo los ha asustado, algo que bloquea, implacable, el camino. Intrigado, el monitor se acerca al trote y pide a la barrera de intimidados adolescentes que se aparten para dejarle pasar y ver qué clase de bestia ha cortado el paso a más de una docena de adolescentes de entre quince y dieciséis años.
Y allí estaba, con sus impresionantes doce centímetros de longitud y sus cerca de cincuenta gramos de peso, un feroz cangrejo americano de río, con sus dos pinzas extendidas y alzadas, retando a todo un grupo de humanos a que diesen un solo paso más si es que tenían agallas...
Huelga decir que nuestro compañero tuvo que arriesgar su vida, coger el bravucón artrópodo con una mano y soltarlo en el Manzanares, dejando el camino libre en medio de los aplausos y las exclamaciones admirando su heroísmo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario