El Extintor
Todos
los hemos visto innumerables veces. Están por todas partes, hasta el
punto que apenas nos fijamos en ellos (¡a menos que hagan falta!). Estos
depósitos metálicos rellenos de materiales diversos que sean capaces de
apagar un fuego con rapidez fueron inventados en 1839 por el capitán
William George Manby, aunque su modelo era un tanto primitivo comparado
con el actual.
Sin
embargo, como no podía ser de otro modo, alguien se había adelantado al
bienintencionado capitán estadounidense, si bien no había dado conocer
al mundo el invento. Se trata de algunas especies
de hormigas que poseen un comportamiento realmente insólito. Si alguna
obrera detecta fuego cerca del hormiguero (estamos hablando de incendios
a su propia escala, como las brasas de un cigarrillo) envía una señal
química que hace que las obreras cercanas comiencen a rociar las
"llamas" con chorritos de ácido fórmico que expulsan por el aguijón del
abdomen. ¡Un auténtico cuerpo de bomberos, siempre dispuesto a entrar en
acción!
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