Hasta el genio más genio puede tener un mal día. O negarse a reconocer que se ha equivocado, o pasar por alto una solución obvia a un problema. Equivocarse es humano, pero también existen errores geniales, que pueden abrir la puerta a nuevos y fascinantes descubrimientos. De eso trata este libro, en el que Mario Livio hace un repaso de cinco de los más grandes científicos de la historia: Darwin, que no supo encontrar una forma para que las características de los padres fueran heredadas por los hijos; Kelvin, empeñado en demostrar una edad demasiado corta para la Tierra; Pauling, empecinado en que la hélice de ADN debía ser triple, en lugar de doble; Fred Hoyle, con un modelo cosmológico que no aceptaba el Big Bang, y Einstein, que llegó a introducir en sus fórmulas una constante "inventada" en aras de la estética matemática.
Mario Livio nos ofrece de manera amena e interesante un repaso a cinco de los más importantes descubrimientos de la ciencia, explicando las posibles causas de estos errores, y cómo fueron aprovechados para hacer avanzar aún más otros campos científicos. Y es que, como dice el antiguo dicho latino, "Errando deponitur error": Equivocándome, el error fue arreglado.
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