Estos días de final de año hemos tirado la gorra hacia Cáceres, y hemos vuelto a visitar un pueblo que nos gusta mucho: Guadalupe. Aunque no es una población muy grande, su iglesia es impresionante, y sus calles son muy bonitas para pasear por ellas ¡Por no hablar de su miel, que está de rechupete! Si vais por allí, no os olvidéis de coger al menos un bote, porque lo vais a disfrutar.
Pero la cosa no acaba ahí. Muy cerquita, a unos veinte minutos de coche, está el pueblo de Cañamero, de donde salen varias rutas muy agradables de hacer. Una de ellas lleva a la cueva llamada de La Chiquita, en la que podéis ver pinturas rupestres de verdad. Es cierto que, al encontrarse al aire libre, no están tan bien conservadas como las que puedes ver en algunas cuevas, pero puedes pasar un buen rato buscándolas en las paredes de roca. ¡Qué chulo!
Os dejamos con las fotos del día, animándoos a visitar este rincón tan singular de Extremadura. Hay muchos pequeños tesoros escondidos por ahí, solo hay que estar atentos. ¡Hasta la próxima, bosquienanos! ¡Pronto estrenamos año!
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