Seguro que sabes cómo son los helechos e incluso hayas visto muchos. Estas plantas pteridófitas se distinguen por sus frondes que recuerdan un fractal, y pueden encontrarse en zonas frías y montañosas. Requieren de humedad para reproducirse y, aunque los actuales rara vez levantan más de metro y medio sobre el suelo, en el pasado lejano (hace unos trescientos millones de años) alcanzaban alturas impresionantes, formando bosques de helechos arborescentes de hasta treinta metros de porte.
Quizás te estés preguntando qué tiene que ver todo esto con cambios climáticos. El caso es que hay otros helechos de aspecto más modesto, del género Azolla que, en lugar de crecer en hábitats terrestres, son acuáticos. Estos helechos cubren la superficie de masas de agua del mismo modo que a veces lo hacen las lentejas de agua, y crecen y se multiplican a un ritmo considerable. Una masa de Azolla puede duplicar su masa cada tres a diez días (piénsalo, es como si un niño de 30 kilos se pusiera en 60 kilos al final de la semana y en 120 kilos en otra semana más). Pero es que además tienen una capacidad increíble para fijar el nitrógeno y el carbono atmosférico. Por eso se han empleado en cultivos de China dejándolos crecer en los arrozales para que luego al morir abonaran de forma natural el terreno y aportaran el necesario nitrógeno.
(Cogida de gambasdeacuario.com) |
¿Pero y lo del cambio climático? Ahora llegamos a eso. Hace unos 49 millones de años, el el Eoceno, la Tierra atravesó un cambio climático bastante grande, debido a las emisiones provenientes de un periodo de intensa actividad volcánica, que liberó ingentes cantidades de CO2 a la atmósfera, aumentando el efecto invernadero. Algo como lo que estamos haciendo nosotros ahora (aunque a lo largo de un lapso de tiempo mucho mayor). Pues resulta que en esa época las condiciones favorecieron el crecimiento de los helechos del género Azolla en la superficie de muchos océanos (en los que se había formado una capa de agua dulce superficial). Y claro, tanta Azolla creciendo y creciendo con tanto sitio por ocupar, fue un remedio eficacísimo para devolver todo ese CO2 atmosférico a depósitos en el fondo del mar, donde quedaron retenidos, permitiendo que el planeta se recuperara poco a poco (a lo largo de cientos de miles de años) del cambio climático ¡Y todo ello gracias a un humilde helecho! ¡Todos podemos ser héroes!
Si queréis ampliar información sobre este increíble acontecimiento llamado también el "evento Azolla", y saber cómo se ha descubierto todo esto, podéis visitar la página de Ciencias.com. Y la próxima vez que veáis un helecho, dirigíos a él con respeto, porque nunca se sabe quién va a tener que sacar a la Tierra del siguiente atolladero. Lo cual no es excusa para que nosotros nos relajemos ¿eh? Azolla necesitó unos ochocientos mil años para reparar un planeta, y es más que dudoso que nosotros pudiésemos aguantar tanto. Así que a seguir siendo responsables, reducir la huella de carbono, los Gobiernos de los países a ponerse las pilas y, sobre todo, a seguir estudiando Ciencia, que en el mundo vivo no solo hay multitud de descubrimientos asombrosos, sino también útiles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario